Page 33 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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daba suficiente energía para recargar el gasto de la noche
anterior. Sin embargo, una cuenta tras otra fue creciendo el
collar: trozos de peltre, de cerámica, de vidrio y de nácar. Y
el Buda de calcedonia, pues la sargento Patterson había sido
la operadora de Calcedonia.
Cuando el sol alcanzó el cénit Calcedonia pudo trabajar
más rápido, aprovechando ese impulso de energía. El perro
dormía bajo su sombra, tras haber devorado los restos de un
pájaro que le había dado Belvedere. Él, por su parte, trepó
por la roca y se agachó junto a la pila de collares terminados.
—¿Pa quién es ese? —preguntó, tocando aquella floja
largura colocada sobre el manipulador.
—Kay Patterson —respondió Calcedonia, añadiendo
una cuenta de cerámica marrón verduzco moteada como un
uniforme de combate.
—Sir Kay —dijo Belvedere. Le estaba cambiando la voz
y a veces le abandonaba por completo en mitad de una
palabra, pero aquellas las dijo de un tirón—: Era jefe de
cuadras del rey Arturo y su hermano adoptado, y guardaba
los robots de combate de Arturo en el establo —dijo,
orgulloso de su memoria.
—Eran Kays diferentes —le corrigió—. Tendrás que irte

