Page 129 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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producía a la vez. Dependiendo de la velocidad
inicial de las centrifugadoras, eso podía suceder a
una distancia variable del punto de detonación;
casi todo lo que estaba dentro de ese radio
permanecía sin daño pero todo lo que estaba cerca
de él quedaba destrozado; de ahí lo de «rallador».
La víctima emitía un ruido como el golpe de un
látigo, al salir unos pocos fragmentos por su carne
y encontrarse con la barrera del sonido en el aire.
Los sorprendidos testigos podrían volverse justo
a tiempo para ver cómo la víctima se ponía de
color rosa. Medialunas de sangre comenzarían a
aparecer por todo el cuerpo; ésas marcaban la
intersección geométrica de la detonación con la
piel y eran un regalo para los forenses que podían
así identificar el tipo de rallador comparando las
marcas con útiles tablas. En aquel momento la
víctima no era más que un saco de vísceras viscosas
y sin diferenciar y, por supuesto, nadie sobrevivía.
Tales inventos habían provocado la
preocupación de que la gente de la phyle A
pudiese introducir subrepticiamente unos pocos
millones de dispositivos letales en los cuerpos de los
miembros de la phyle B, dando el más dulce giro
tecnológico al viejo y común sueño de ser capaz de
convenir toda una sociedad en puré. Se habían
producido algunos ataques de ese tipo, se habían
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