Page 250 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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en su mayoría actrices de los pasivos del siglo
veinte. Tenía una silla en una esquina para papeles
que exigían sentarse. También había una pequeña
mesa de café donde colocó su latte triple, una
botella de dos litros de agua mineral y una caja de
pastillas para la garganta. Luego se quitó la ropa y
se quedó en leo‐tardos y mallas negras, colgando la
ropa de calle tras la puerta. Otro ractor se hubiese
quedado desnudo, hubiese vestido ropas de calle o
hubiese intentado encajar el traje con el papel que
interpretaba, si era lo suficientemente afortunado
para saberlo por adelantado. En esa época, sin
embargo, Miranda nunca lo sabía. Tenía pujas para
Kate en la versión ractiva de La fierecilla domada
(que era una carnicería, pero popular entre cierto
tipo de usuario masculino); Escarlata OʹHara en el
ractivo Lo que el viento se llevó; una agente doble
llamada Usa en un thriller de espionaje situado en
un tren que atravesaba la Alemania nazi; y Rhea,
una damisela neovictoriana en apuros en Ruta, de
la seda, una comedia romántica de aventuras
situada en el lado equivocado del Shanghai
contemporáneo. Ella misma había creado el papel.
Después de que llegasen los buenos comentarios
(«¡un retrato sorprendentemente Rhea‐lista por
parte de la recién llegada Miranda Red‐path!»)
había interpretado poco más durante un par de
meses, aunque su tarifa era tan alta que la mayoría
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