Page 332 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
P. 332

volcán activo. Finalmente nos detuvimos al borde


              de una corriente de lava de casi un kilómetro de


              ancho. En el centro de la corriente había una alta


              piedra negra como una isla en medio de un río.


                 El  Rey  de  los  Pájaros  se  arrancó  una  pluma


              dorada de la cola y se la dio a uno de los soldados,


              que la cogió con el pico, voló sobre la lava, y dejó


              la pluma sobre la piedra. Para cuando el soldado


              volvió,  estaba  medio  quemado  por  el  calor  que


              radiaba la lava, ¡y no creáis que no se me hacía la


              boca agua!


              —Tu tarea —dijo el Rey— es traerme la pluma.


                 Vamos,  eso  sí  que  era  injusto,  y  protesté


              diciendo  que  claramente  los  pájaros  querían


              favorecer  a  Pteranodon.  Ese  tipo  de  argumento


              hubiese  podido  funcionar  con  las  hormigas  o


              incluso con las musarañas; pero el Rey de las Aves


              no hizo caso. Pora ellos, la virtud consistía en ser


              como pájaros, y la justicia no reñía nada que ver.


                 Bien, permanecí de pie al lado de la corriente de


              lava hasta que mi piel humeaba, pero no podía


              ver  cómo  alcanzar  la  pluma.  Finalmente  decidí


              rendirme. Me alejaba, cortándome las patas sobre


              las rocas puntiagudas, cuando me llegó una idea:


              la roca sobre la que había estado de pie no era más


              que lava que se había enfriado y solidificado.


                 Eso era en lo más alto de las montañas, donde los


              glaciares y los campos nevados se alzaban ante mí


                                                                                                          332
   327   328   329   330   331   332   333   334   335   336   337