Page 371 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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Las dimensiones de la trampa eran tan vastas que


              la  mente  de  Hackworth  todavía  las  estaba


              considerando,  rebotando  desgraciadamente  de


              una  pared  a  otra,  cuando  le  llevaron  frente  al


              magistrado del distrito veinte minutos más tarde.


              Habían  creado  una  corte  en  un  viejo  y  amplio


              jardín  en  el  interior  del  Viejo  Shanghai.  Era  una


              plaza abierta pavimentada de piedras grises. A un


              extremo había un edificio abierto al cuadrado por


              un lado, cubierto con un techo de tejas cuyas esqui‐


              nas  se  curvaban  en  el  aire  y  cuyo  borde  estaba


              adornado  con  un  friso  de  cerámica  que


              representaba un par de dragones enfrentados con


              una          gran           perla           entre           ellos.          Hackworth


              comprendió,  poco  a  poco,  que  realmente  se


              encontraba en el escenario de un teatro al aire libre,


              lo  que  aumentaba  la  impresión  de  que  él  era  el


              único espectador de una elaborada obra escrita e


              interpretada por y para él. Un juez estaba sentado


              tras una mesa baja cubierta con un brocado en el


              centro  del  escenario,  vestido  con  una  túnica


              magnífica  y  un  imponente  sombrero  con  alas


              decorado  con  un  unicornio.  Tras  él  y  a  un  lado


              había  una  mujer  pequeña  que  llevaba  lo  que


              Hackworth                     supuso                 eran             unas             gafas


              fenomenoscópicas.





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