Page 406 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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cualquier  otra  forma,  se  le  ocurrió  a  algunas


              mentes acostumbradas a las sospechas, mentes que


              quizás  han  sido  expuestas  durante  demasiado


              tiempo  al  ambiente  oriental,  que  las  intenciones


              del  teniente  Chang  podrían  no  ser  del  todo


              honorables, y que quizá valdría la pena vigilarle. Y


              al  mismo  tiempo,  por  su  propia  protección,


              decidimos  mantener  una  atención  maternal


              durante su última incursión más allá de la red de


              perros.  —Napier  escribió  algo  más  en  el  papel.


              Hackworth  vio  cómo  sus  pálidos  ojos  azules


              saltaban  de  un  lado  a  otro  mientras  se


              materializaban varios registros en la superficie.





                 —Realizó un viaje más a los Territorios Cedidos;


              en  realidad,  por  la Altavía, atravesando Pudong,


              hasta el casco viejo de Shanghai —dijo Napier—,


              donde  nuestra  maquinaria  de  vigilancia  o  se


              estropeó  o  fue  destruida  por  contramedidas.


              Volvió varias horas más tarde con un trozo menos


              en  el  culo.  —Napier  de  pronto  golpeó  el  papel


              contra la mesa, miró a Hackworth por primera vez


              en un rato, parpadeando un par de veces mientras


              recuperaba  el  foco,  y  se  relajó  contra  la  silla  de


              madera  diseñada  por  un  sádico—.  No  es  la


              primera vez que un súbdito de Su Majestad se ha


              ido  de  paseo  nocturno  al  lado  salvaje  y  vuelve


              después de ser golpeado... pero normalmente los


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