Page 407 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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palos son menos severos y normalmente la víctima


              los  compra  y  los  paga.  Mi  evaluación  de  usted,


              señor Hackworth, es que no está interesado en ese


              vicio en particular.





              —Su  evaluación  es  correcta,  señor  —dijo


              Hackworth,                      un            poco              Calorado.                  Esa


              autoviridicación lo dejó en la posición de tener que


              dar  explicación  mejor  sobre  la  cicatriz  que  le


              recorría  el  trasero.  En  realidad,  no  tenía  que


              explicar nada: aquél era un almuerzo informal, no


              un interrogatorio policial, pero no beneficiaría a su


              credibilidad  ya  andrajosa  si  lo  dejaba  pasar  sin


              hacer  un  comentario.  Como  para  destacar  ese


              hecho,  los  otros  dos  hombres  estaban  ahora  en


              silencio.





                 —¿Tiene  algún  otro  informe  reciente  sobre  el


              hombre llamado Chang? —preguntó Hackworth.





                 —Es  curioso  que  lo  pregunte.  Resulta  que  el


              antiguo teniente, su colega, una mujer llamada Pao


              y  su  superior,  un  magistrado  llamado  Fang,


              renunciaron  todos  el  mismo  día,  hace  como  un


              mes. Reaparecieron en el Reino Medio.





                 —Debe de haberles sorprendido la coincidencia


              de que un juez con el hábito de dar bastonazos a la


                                                                                                          407
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