Page 100 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—De todas formas, hizo buen trabajo. Vaya‐
mos allá y veamos si esa torre es, realmente, un
aparato alquimista para destilar..., personas.
—Eso no lo averiguarás —dijo Jerónimo—,
hasta que no estés dispuesto a destilarte tú mismo.
Mientras subían la pendiente del prado, el
nombre de Knossos resonaba en la mente de Sean
como un galope sobre un piso metálico. El herma‐
frodita había negado que Knossos fuese griego...
Sean hizo experimentos con el nombre, varió la
pronunciación hasta que, de pronto, dejó escapar
una exclamación.
—¡Knossos no es el verdadero nombre!
—¡Vaya! ¡Eso ya lo sabía! —se impacientó Je‐
rónimo.
—No. Quiero decir que está mal pronuncia‐
do..., un engaño típicamente alquimista. El verda‐
dero nombre..., o mejor dicho, el título, no el nom‐
bre que le pusieron al nacer, no es Knossos, sino
Gnosis. Que en griego significa «el conocimiento»,
un «saber oculto, arcano». Basta deformar un poco
la pronunciación y nos sale la mentira cretense. En
efecto, es el rey oculto de este mundo, por derecho
divina recibido de la entidad superior, y el nombre
de la partida es..., el conocimiento.
Jerónimo levantó la cabeza para contemplar el
gran crómlech alzado como un paquidermo fósil, o
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