Page 98 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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de nuestra evolución; todo depende de cómo em‐

               pecemos a contar..., aunque una medida de tiempo

               así no se puede contar. ¡Desde luego, lo seguro es


               que no estamos en el año Espacial tal y tal!

                      —Pero  ¿por  qué?  —insistió  Sean,  dando  por

               bueno el argumento—. ¿Por qué un mundo alquí‐


               mico a la manera del Bosco, de entre tantos modos

               posibles  de  reaccionar  frente  a  un  desembarco  de

               colonos?


                      —Dios  sabrá  —dijo  Jerónimo,  aunque  no  en

               tono de menosprecio, guiñando el ojo.


                      Hablaba en serio.

                      —Y Knossos, nuestro hombre del misterio, sa‐

               be lo que pasa. Tiene línea directa con Dios.


                      —Quizá  la  tengas  tú  también,  «Athlon»  —rió

               Jerónimo, subrayando el apellido—. O tú, «La Ro‐


               ca».

                      —Me parece..., me parece que vuestra entidad

               superior habrá pescado todas esas obsesiones en la


               mente de Knossos..., e hizo con él una especie de

               resumen  —dijo  Sean—.  Si  ese  «Dios»  exploró  las

               mentes  de  vuestra  tripulación  y  de  vuestros  colo‐


               nos hibernados, y seleccionó esta única visión de la

               realidad, tan..., tan extravagante...

                      —Tan  fundamental,  Sean  —le  corrigió  Jeróni‐


               mo—.  Tú  mismo  lo  has  confesado.  Es  algo  muy

               arraigado y antiguo.

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