Page 101 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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un árbol de piedra coronado por un follaje verda‐
dero. Suspiró con melancolía.
—¿Lo ves, Athlon? Tú sabes muchas más cosas
que yo.
—Es un pueblo de Irlanda —replicó Sean con
escasa convicción
—Es lo que buscabas desde siempre, ¿verdad?
El conocimiento. Pues has llegado al lugar idóneo
para satisfacer tu ambición. Como lo hizo Knossos.
Gracias a Dios.
—Es sólo un ser superior —dijo Muthoni.
—¿Sólo? ¿Sólo? —repitió Jerónimo burlona‐
mente.
—Quiero decir que no es Dios. El Único.
—Lo que quiere decir Muthoni —explicó
Sean—, es que «Dios» es algo abstracto y universal.
Dios es una idea, un principio..., del cual los hu‐
manos, por lo visto, tenemos una intuición en el
fondo de nuestra psique. Cuando uno desconecta
todos los demás subsistemas mentales, bien sea
mediante el trance o la meditación, digamos, no
queda nada sino un sentimiento oceánico de la di‐
vinidad. Vuestro ser sobrehumano no puede ser
ese Dios, aunque juega a serlo, debido a ese instin‐
to nuestro.
—¿Dónde está la diferencia? Tiene todos los
atributos de Dios. Y además, ¡qué sabéis vosotros
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