Page 105 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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bocaba luego, a través de un pedazo de césped, en

               un jardín silvestre de laburnum, de los que nacían

               tallos de color azafrán, de setos de magnolias blan‐


               cas, de acerifolias con flores color escarlata y de tu‐

               lipanes.  Algunas  araucarias  destacaban  sobre  el

               conjunto como fantásticas torres de vigía hechas de


               miles  de  alfanjes,  entre  oxidados  y  recubiertos  de

               pátina verde.

                      Del techo de la gruta colgaban como estalacti‐


               tas unos tubos de cristal que llegaban hasta el agua

               del estanque, hundiéndose en el resplandor verdo‐


               so  bajo  los  más  variados  ángulos,  obtusos  o  agu‐

               dos.  Algunos  eran  delgados  y  otros  de  un  grosor

               ciclópeo, pero todos tenían hueco aunque en ciertos


               casos el diámetro interior fuese suficiente para dar

               cabida  a  una  persona,  mientras  otros  presentaban


               apenas un delgadísimo capilar. Y por todos los que

               tocaban el agua o se sumergían en el estanque cir‐

               culaba el líquido. Aquel conjunto cristalino semeja‐


               ba un deforme órgano de iglesia, hecho de material

               de laboratorio, un órgano que hubiera brotado del

               techo de piedra como alambique destinado a reci‐


               clar la luminosa agua del estanque.

                      Un mirlo aleteaba dentro de uno de los tubos

               que daban al aire. Sin duda, los demás de la ban‐


               dada habían subido ya sin dificultad por dentro del

               tubo y a través del techo para ganar el exterior de

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