Page 97 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—¡Dijiste que el paisaje de este mundo imitaba

               al Bosco, un pintor holandés! Dijiste que esto era el

               Jardín de las Delicias.


                      —¡Y lo es! Hay muchos simbolismos muy ex‐

               traños  en  las  pinturas  del  viejo  Hieronymus.  En

               realidad nadie sabe de dónde los sacaba, si de su


               cabeza, o de la tradición popular..., o de alguna sec‐

               ta mística secreta..., ¡o de los alquimistas! Todo es

               posible. Puede reconstruirse la alquimia en sus fan‐


               tasías...,  o  quizá  no  trate  para  nada  de  fantasías,

               sino el código oculto de una ciencia o presencia se‐


               creta. El sobrehumano, por lo visto, ha establecido

               la relación, y este mundo está construido alrededor

               del Bosco y de la alquimia. ¡En pleno siglo veinti‐


               cuatro! ¡Qué resurrección tan delirante! —concluyó

               con un silbido.


                      —Pero si aquí no estamos en el siglo veinticua‐

               tro  —rechazó  Jerónimo  la  suposición  con  ambas

               manos, lo que le hizo asemejarse a una gallina es‐


               candalizada—. No entenderás nada de este mundo

               si te empeñas en situarte en el siglo veinticuatro, o

               en el que sea. Debéis olvidar ese..., ¡hum!, tiempo


               astronáutico que usáis los de la Tierra, y situaros en

               el Jardín. Reina un día perpetuo, el sol no se pone

               nunca  y  estamos  siempre  en  el  principio.  ¿Siglo


               veinticuatro? ¡Bah! Ahora es el tiempo. O si no, es‐

               tamos en el año número equis millones o billones

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