Page 116 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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de ellos llevaba una bola? Es la forma perfecta,
Sean..., el potencial que heredó, la causa que actúa
en él, de manera que realmente debió de ser pez en
una fase anterior...
Después del descenso de retorno a la gruta, el
que boqueaba como un pez fuera del agua era el
propio Sean. Una vez rendido cuentas de su ascen‐
sión, entre jadeos, Jerónimo se lanzó a una catarata
de comentarios o de suposiciones, como si la vigía
solitaria en la gruta le hubiese trastornado. Al res‐
plandor verdoso de la gruta, los ojos parecían salír‐
sele de las órbitas, como si la cavidad le oprimiese
el gaznate forzada a decir la verdad.
—¡Ah! ¿Crees que es demasiado pronto para
que la psique de un pez evolucione en psique de
tritón? ¡Cómo! ¿Aunque sea un Dios la fuerza ac‐
tuante? Él es el agente transformador, Sean. Sus
criaturas encarnan sus ideas transformadoras al
tiempo que cada una vive su propia naturaleza,
¿no lo comprendes? Por ejemplo, ese tritón y ese ti‐
burón con alas, juntos, componen el Espíritu de
Mercurio... o, en otras palabras, el espíritu que se
ahoga en el elemento acuoso y lucha por salir al ai‐
re para redimirse a sí mismo. Pero no se ha inte‐
grado todavía..., y por eso todavía son dos seres
individuales, separados. Su asociación puede, lite‐
ralmente, descomponerse..., ¡en medio del aire!
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