Page 134 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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Una tundra desértica, llena de lagos helados.
Ni una planta, ni una brizna de hierba.
El fuego, a lo lejos, se elevaba de un laberinto
de muros y de torres y manchaba de humo un cielo
tachonado de estrellas. Las ruinosas edificaciones
parecían arder desde siempre, sin acabar nunca de
consumirse. Unas aspas ardientes de un molino de
viento en ruinas simulaban la rueda de una traca,
pero tampoco daban muestras de soltar brasas ni se
reducían a cenizas.
En uno de los lagos, lóbrego y frío, la joroba
alargada de un puente se tendía sobre las aguas
desheladas por el incendio. Forzó la vista: en me‐
dio del puente, dos pelotones enfrentados se empu‐
jaban y luchaban mutuamente. Estaba contem‐
plando una batalla, una guerra medieval.
Algo cruzó el cielo volando hacia los edificios
en llamas. Era más grande que un albatros, pero se
deslizaba sobre alas de mariposa, llenas de ocelos.
Su cabeza era un yelmo de una pieza del que bro‐
taban plumosas antenas. Aquel pájaro‐insecto era
de una belleza sobrecogedora, pero llevaba en dos
delgados brazos una espada y un escudo. No pare‐
cía del todo un ser vivo..., ¡ya que ambos brazos
eran de metal! ¡Y la cabeza también! ¿Cómo podía
estar parcialmente vivo un ser así?
—¡Ejem!
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