Page 151 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 151
—¿Me estás llamando lagarta, falso negro?
Sean se armó de paciencia y se sentó en la tie‐
rra ardiente, aunque le escaldaba las nalgas. Cruzó
las piernas para protegerse un poco, aunque ahora
le quemaba la base del escroto.
—Dime, Muthoni —empezó en tono amable—.
¿No oyes dentro de ti una vocecita que te está di‐
ciendo «por qué hago todo esto»? ¿No te dice esa
vocecita «acaba ya con eso»? Tu antiguo cerebelo y
la corteza primitiva quieren hacer realidad toda su
agresividad y sus impulsos y sus envidias. Es el
animal que pervive dentro de todos nosotros: los
instintos reptilianos y el primitivo sistema raquí‐
deo del paleomamífero. Eso es lo que pasa en el In‐
fierno: la mente primigenia manda, esa parte de
nuestro cerebro de donde proceden nuestras pesa‐
dillas y toda la ferocidad programada en nuestros
instintos, que nos induce a torturar a los demás...,
al mismo tiempo que nos atormentamos. Dios
permite que nos desahoguemos, si somos capaces.
Tenemos el privilegio de seguir pensando, de ma‐
nera que Él pueda pensarlo también.
—Cuánta santidad —replicó ella con despre‐
cio— ¡Muy beato te has vuelto! He de ajustar cuen‐
tas contigo, muchacho, por esa especie de lepra que
me has contagiado.
—Pero ¿de qué he de rendir cuentas?
151

