Page 153 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 153

Avanzó contra Sean, pero luego se mordió los

               labios y clavó el tridente en el suelo.

                      —Es posible que no hayas analizado nunca tu


               propia  vida,  Muthoni  —aventuró  él—.  Al  menos

               no a fondo. Ni Denise tampoco. En realidad muy

               pocas  personas  lo  hacen.  ¡Ah!  ¡Nunca  nos  faltan


               buenas  razones  para  nuestros  actos!  Sólo  que  no

               son las razones verdaderas. Por eso la gente hace el

               mal, como si fueran autómatas. El mal es la falta de


               conocimiento, Muthoni. Es no comprender las co‐

               sas.  Al  menos  para  nosotros.  Naturalmente,  para


               un dinosaurio o un tigre sería cuestión de mera su‐

               pervivencia. El Infierno es el lugar donde el mal sa‐

               le a la luz para que podamos conocerlo. Esas má‐


               quinas  de  ahí,  son  autómatas  también,  autómatas

               que  tratan  de  convertirse  en  algo  más.  Máquinas


               valerosas..., luchan, pero necesitan hacer el mal an‐

               tes de llegar a ser algo más que autómatas.

                      —Yo  no  he  visto  ninguna  máquina.  A  no  ser


               que una sartén sea una máquina.

                      —Ya las verás.

                      Muthoni protestó, gruñona:


                      —Así,  ¿qué  haremos  ahora?  ¿Dar  vueltas  por

               ahí  obrando  el  bien?  ¿O  desahogarnos  a  fondo,

               como  el  marqués  de  Sade,  hasta  que  sepamos  lo


               que es?




                                                           153
   148   149   150   151   152   153   154   155   156   157   158