Page 203 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—¡Gueule du Diable! —se estremeció Denise—.

               Por el gaznate del Diablo abajo.

                      Mientras continuaban por la llanura tembloro‐


               sa y desierta hacia el resplandor blanco que se al‐

               zaba  en  el  horizonte,  Jerónimo  arrojaba  miradas

               furtivas a su alrededor.


                      Pero aún así, la llegada de los demonios le pilló

               casi de sorpresa.







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                      De súbito, con un grito. Jerónimo echó a correr;

               luego se acordó de sus compañeros y, volviendo la


               cara, gritó:

                      —¡Corred! ¡Corred!

                      Ellos, sorprendidos, miraban a su alrededor sin


               ver nada.

                      —Entonces Denise miró hacia arriba y lanzó un

               grito de espanto.


                      Los demonios bajaban desde el cenit como si el

               cielo acabara de arrojarlos, aunque allí arriba no se


               veía ningún cielo, sino sólo una negrura tachonada

               de estrellas.

                      Demonios  metálicos,  demonios  ciborgs,  con


               cabezas en forma de cascos cerrados, con visera y

               antenas,  brazos  metálicos  que  llevaban  redes  las‐


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