Page 204 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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tradas, barrigas azules abultadas y alas plegadas
como de mariposa. Media docena de ellos caían a
toda velocidad, hasta que de pronto abrieron las
alas.... piedra pómez, manchada de falsos ocelos
como plumas de pavo real que atronaban el aire
con su vibración. Aquellos engendros se pusieron a
cagar convulsivamente, como para soltar lastre, ha‐
ciendo caer una lluvia apestosa.
—¡Corred!
La diarrea de los demonios se transformaba en
vaharadas de gas sofocante tan pronto como caía
en tierra y sobre los cuatro fugitivos.
Asfixiado y cegado por las propias lágrimas,
Sean corrió derecho a una red que se cerró y ciñó
en seguida sobre él hasta dejarlo embolsado. Cayó
sobre el piso de hierro y, en seguida, la red le alzó
en volandas sacándole de la niebla de gas lacrimó‐
geno. Mientras luchaba por recobrar la respiración,
medio ciego todavía, Sean pudo divisar por entre
las mallas de la red un laberinto rocoso abajo y un
cielo que te abría arriba.
Otras tres bolsas se sacudían portadas por de‐
monios trepadores, quienes se comunicaban entre
sí con el ruido de granalla propio de las transmi‐
siones de datos a gran velocidad. Los demonios
remontaron el vuelo y empezaron a describir una
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