Page 199 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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la manera de poner un pie delante del otro. Le pa‐

               recía caminar siempre cuesta abajo, aun cuando los

               ojos le decían que no era así. Algo los atraía «cuesta


               abajo»  como  partículas  de  polvo  atraídas  hacia  el

               sumidero de un mundo invisible.

                      —Quietos —dijo Sean, mientras se volvía para


               contemplar el camino por donde habían venido.

                      Se divisaba perfectamente la extensión de tierra

               roja,  bajo  las  ruinas,  las  escaramuzas  ocasionales;


               nada de lodo aquello quedaba cuesta arriba, y sin

               embargo...


                      Volvió sobre sus pasos.

                      —¡En! Nuestro camino es por ahí—le advirtió

               Muthoni.


                      —Por allí o por allá, creo que ahora sólo hay un

               camino. Es una variación nueva sobre el tema de la


               no dirección. ¿No os dais cuenta? Esperad un ins‐

               tante. No tardaré.

                      Jerónimo le contemplaba con los ojos brillantes.


               La actitud de Sean parecía divertirle.

                      —Tiene razón. ¡Es agudo ese muchacho!

                      Sean  descubrió  que  Te  resultaba  imposible  el


               seguir  una  línea  recta.  Podía  ver  perfectamente

               adonde iba, pero sus pies no hacían caso de lo que

               le  decían  sus  ojos.  Andando  como  cangrejos,  se


               desviaban a un lado de la recta propuesta. Se orien‐

               tó de nuevo y echó a andar otra vez. Y nuevamente

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