Page 208 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 208
poner obstáculos a nuestra evolución? —concluyó,
dando una desafiante patada en el suelo.
—¡Esos trastos se han vuelto locos! ¡El verda‐
dero Diablo es mucho más cuerdo!
—Demasiado condenadamente cuerdo —rió el
demonio—. Lo mismo que vosotros..., va a pillar
una indigestión.
—La locura es cordura —dijo otro con mofa—.
La cordura es la perdición.
Tras lo cual agarró a Jerónimo por la muñeca y
lo alzó en vilo. Otros demonios arrastraban a Sean,
Muthoni y Dense. Para su tamaño tenían una fuer‐
za increíble. Pretender resistir hubiera sido como
oponerse a ser arrastrado por un caballo.
Los diablos llevaron a rastras a sus prisioneros,
dejando atrás el horno y el gran potro, hacia una
elevación llena de utensilios gigantes de cocina;
moldes de pastelería, máquinas de cortar, batido‐
res, cuchillas para carne, tijeras de trinchar aves,
rodillos de amasar, exprimideras, coladores, ra‐
llos... que dadas sus dimensiones se asemejaban
más a peligrosos instrumentos de suplicio. Una
gran picadora de carne, una máquina de descorte‐
zar el magro del tocino y una hervidora de salchi‐
chas, todo ello movido a vapor, se veían allí cerca.
Otro hombre metálico que tenía cabeza de macho
cabrío se acercó por la cuesta (ahora se advertía
208

