Page 209 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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que aquella cabeza, como las de los demás engen‐
dros, venía a ser como una maleara fabricada de
material orgánico, una falsa cabeza protoplasmáti‐
ca, tal vez hecha con fragmentos de seres humanos,
que recubría el metal oculto en su interior). Traía
un molde para bizcocho que abrió de par en par.
Jerónimo lloriqueó mientras los demonios, a la
fuerza, le metían dentro del molde, bajaban la tapa
y se ponían a hablar sobre ella hasta que estuvo
bien cerrada, para luego llevarle al horno.
—¡Corre, corre tan rápido como puedas! —
cantaban a coro.
Un diablo alado se apoderó de los cabellos de
Denise mientras otro bajaba por la pendiente con
un surtido de tijeras de todos los tamaños.
—¡Demasiados apéndices! —chillaba— ¡Fuera
los cabellos, y luego los dedos de las manos y de
los pies! ¡Luego la lengua y las tetas! ¡Retaja la oreja
y recorta el belfo! Luego un poco de relleno, y ata‐
remos un buen rollizo de ternera. Toda forma debe
atender a la esfera, que es la forma perfecta.
Otro pinchaba a Muthoni por todo el cuerpo
con garfios de metal, hasta sacarle sangre, y decía:
—Huele a budín negro, ¡pero éste tiene mucha
manteca blanca! ¿Qué será, budín blanco o negro?
Alargó el brazo hacia Sean y le hizo un desga‐
rrón en la nalga.
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