Page 213 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—Espera —dijo el otro diablo, pensativo—.
Ahora recuerdo una cosa.
Aminoró la presa sobre la nariz de Sean, que
empezó a sangrar con más profusión.
—Circuitos inhibidores, ¡oh hermanos míos!
Aplicad un impulso de cero cinco microvoltios en‐
tre alfa dieciocho y tau cincuenta y tres.
De súbito, los dos demonios emitieron un fuer‐
te borboteo y, tras soltar a Sean y a Muthoni, se ale‐
jaron el uno del otro. Muthoni trastabilló pero con‐
siguió mantener el equilibrio, con el pecho manan‐
do sangre. Todos los demonios huían los unos de
los otros y el ruido se había convertido en una al‐
garabía infernal que aturdía y llegaba casi a niveles
ultrasónicos. El cráter se había convenido en un
manicomio. No sin alguna dificultad, Sean se echó
a Denise a la espalda, con la cabeza rapada colgan‐
do sobre el costado de él.
—¿Qué hacemos con Jerónimo..., y con ese fu‐
lano del potro?
Muthoni corrió alrededor del horno, hacia el
aparato de tortura abandonado por sus vigilantes,
mientras Sean la seguía a tropezones con su carga.
Ella hizo girar unas ruedecillas que se encontraban
en los lados de la máquina y la tremenda tensión
cedió; el supliciado cayó al suelo, gritando con más
estridencia que antes, y se retorció convulsivamen‐
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