Page 214 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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te como un nido de serpientes. Ella se inclinó sobre
él y, rabiosa, le aplicó un golpe seco en la nuca,
como si fuera un conejo. El hombre quedó inmóvil,
tal vez muerto. Ella confiaba en que lo estuviera.
Luego corrió hacia el horno, donde habían puesto
el molde para bizcocho y, sin pensarlo dos veces, se
arrojó dentro. El cabello y las cejas prendieron
mientras abría el molde y Jerónimo era sacado a
rastras. Medio cocido parecía de veras una figura
de bizcocho, pero estaba consciente. Ella le puso en
pie y le gritó al oído:
—¡Corre! ¡Corre! ¡Ahora no pueden atraparte!
Los diablos aún corrían de un lado al otro, en
zig‐zag por todo el cráter, en una especie de movi‐
miento browniano.
—¡Hacia allá! —gritó Sean al tiempo que seña‐
laba una escalera lejana, de grandes peldaños tos‐
camente tallados en la pared del cráter.
La subida fue horrible. Denise volvió en sí ha‐
cia la mitad de la escalera y empezó a retorcerse de
dolor, con lo que por poco cayó con Sean escalones
abajo, hasta que éste la dejó descansar y la tranqui‐
lizó.
Por fin, llegaron al final de la escalera, donde
descansaron largo rato mientras se recobraban sus
cuerpos infernales. De vez en cuando pasaba cerca
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