Page 253 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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Tercera Parte




                                                                                             El Edén




                                                                                                       19





                      Una mano alzó suavemente la muñeca de De‐


               nise.  Le  tomaba  el  pulso.  ¿O  quizás  inyectaba  en

               ella  el  pulso?  La  energía,  la  actividad  y  la  vida


               misma  pasaban  de  aquellos  dedos,  a  través  de  la

               muñeca, a todo su cuerpo.

                      Abrió los ojos.


                      Un  hombre  cubierto  con  una  túnica  de  color

               rosa se inclinaba sobre ella. Iba descalzo. La túnica

               era de lino, sujeta debajo del cuello por un broche


               de oro. Lucía unos rizos dorados hasta el hombro,

               una barba castañorrojiza más oscura y un delgado

               bigote lacio. Tenía la nariz larga, la frente despeja‐


               da y los ojos algo saltones.

                      Después  de  hacer  lo  que  pareció  un  signo  de


               paz  o  de  bendición,  Él  la  hizo  incorporarse  hasta

               quedar arrodillada y luego, soltándola, se alejó ha‐

               cia el lindero del prado en donde ella había vuelto



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