Page 344 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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telares que la sonda Génesis no detectó. Así que el

               capitán Jerónimo ensayó la otra opción. Pero el Ob‐

               jetivo  Dos  nos  traicionó.  Menos  mal  que  estaban


               los alienígenas. Los imitadores. Los proyectistas de

               realidades.

                      Sean  hizo  un  ademán  hacia  la  ojiva  de  la


               Schiaparalli.

                      —La Tierra querrá enterarse de los resultados.

               Les gustará saber lo bien que te has portado.


                      Por efecto de un temblor en el aire, la Schiapare‐

               lli parecía tambalearse; durante un momento, Sean


               la contemplo como algo diferente, como otra posi‐

               bilidad más apropiada.

                      —Sean, Sean, no quieras jugar conmigo. He ac‐


               tuado correctamente frente al desafío de este mun‐

               do y de sus creadores no humanos.


                      —Así  que  hubo  un  encuentro  entre  mentes...

               ¡Un pacto entre tú y ellos!

                      Strauss se mordió los labios.


                      —Durante la hibernación, sí. Tuve una visión.

               Un contacto onírico con ellos. Hablé con ellos en el

               espacio  psíquico.  Intercedí  con  lucidez.  Mi...  ima‐


               ginería  les  atrajo,  porque  ellos  son  transformado‐

               res. Transmutadores.

                      —¿Y  el  Dios?  Era  preciso  que  creyeses  en  un


               Dios para que incluyeran uno.




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