Page 349 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—Gnosis.

                      Strauss  hizo  una  pequeña  reverencia  burlona.

               Luego sus facciones se endurecieron.


                      —Si  quieres  hacer  el  papel  de  abogado  del

               Diablo, no obstante, ¡te prometo que hay un lugar

               para  eso!  Preferiría  con  mucho  que  fueses  mi


               aprendiz, o mi igual.

                      —¿Me amenazas?

                      —¡Todo  lo  contrario!  En  el  Infierno  se  desliza


               uno automáticamente, cuando no se purga de sus

               celos y de sus falsas lealtades. No me importan tus


               creencias, porque todo el mundo cree en algo. La fe

               es el marco necesario para todo pensamiento y to‐

               da acción. Creer en algo, aunque sea en la incredu‐


               lidad. La fe es el aire que respiramos, o no estaría‐

               mos vivos. Pero no, puesto que tú ya tienes algún


               conocimiento  del  mecanismo  psíquico  de  la  pro‐

               yección. Sólo te pido que apliques ese conocimien‐

               to, en vez de negarlo. ¿Acaso no consiste en eso tu


               empleo?

                      —Entre otras cosas, mi empleo consistía en in‐

               formar a la Tierra.


                      —Bien,  pues  ahí  está  vuestra  astronave.  Ve

               allá. Reúnete con tu capitán y tu tripulación. Verás

               lo bien que cuadra ese marco de creencias después


               de todo lo que has aprendido Ahora eres diferente,

               Sean. Estás alterado.

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