Page 49 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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la frente y continuó, esta vez como intentando re‐

               capitular—:  ¿Quién  es  Él?  Antes  dijo  usted  que

               usaba  barba.  ¿Significa  eso  que  tiene  aspecto  hu‐


               mano?

                      —Bien, yo no he visto nunca a Dios. Pocos le

               conocen,  aparte  el  hombre  vestido.  Tiene  forma


               humana, sí. Al menos ahora. La barba. Las vestidu‐

               ras color de rosa. Reina en el Edén, pero sus senti‐

               dos se extienden a todas parles. ¿Entienden? Es al


               mismo tiempo particular y general. En mi opinión,

               fuimos nosotros quienes definimos a Dios para Él


               mismo cuando llegamos, y ahora tratamos de evo‐

               lucionar hasta un nivel en que seamos capaces de

               entender lo que especificamos entonces.


                      —De manera que tenemos un ser superior..., y

               estaba ahí sentado, haciendo ¿el qué? ¿Buscando el


               modo de definirse a sí mismo? Un ser con el poder

               de  transformar  todo  un  mundo,  con  el  poder  de

               crear...  ¿A  partir  de  qué  evolucionó  ese  ser?  ¿Es


               una entidad única, o una entre muchas?

                      Sean  miró  disimuladamente  hacia  lo  alto.  El

               cielo  ya  no  estaba  límpido;  un  cúmulo  aislado  en


               forma de yunque soltaba ráfagas de lluvia, aunque

               no  cerca  de  aquel  prado.  Parecía  una  regadera,

               pensó  Sean. Arriba,  golondrinas  y  vencejos  de  ta‐


               maño  normal  describían  giros  en  bandadas  como

               una  sola  criatura.  Se  cernían  sobre  un  diminuto

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