Page 59 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
P. 59

mos  nombre  porque  aún  no  sabemos  quiénes  so‐

               mos...  Así  que,  ¿cómo  vamos  a  tener  nombres

               mientras no lo sepamos?


                      —Pero ¿en otro tiempo tendríais nombres?

                      —Sí, pero ésos eran falsos. Por lo que vale más

               olvidarlos. ¿Bien? —invitó a Muthoni con una mi‐


               rada  lujuriosa,  al  tiempo  que  se  frotaba  el  pecho

               con ambas manos, en un gesto de sensualidad ten‐

               tadoramente  franca  y  sencilla,  como  un  gatito  re‐


               volcándose sobre una alfombra.

                      Había  dicho  muchas  cosas  con  una  sola  pala‐


               bra.

                      —El  equipo  me  da  bastante  calor  —rió  Mu‐

               thoni—.  ¡Creo  que  el  jugo  de  esa  fruta  se  me  ha


               subido a la cabeza! Voy a prescribir un poco de li‐

               bertad para nosotros.


                      —De  licencia,  querrás  decir  —replicó  Tarúa

               con sequedad—. No he venido aquí para..., kak pa‐

               angliski..., dejar que me pase por la piedra toda la


               banda.

                      —Déjeuner  sur  lʹherbe  —monologó  Denise—.

               Sólo que aquí son los caballeros los que no llevan


               ropa.

                      La  expresión  de  Austin  Faraday  era  de  total

               aturdimiento


                      —¿Qué  propones?  —le  preguntó  tranquila‐

               mente Sean— ¿Encerrarnos en la Schiaparelli y pa‐

                                                            59
   54   55   56   57   58   59   60   61   62   63   64