Page 88 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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—Quiere decir que si no le alcanzáis aquí, ten‐

               dréis que morir y pasar antes por el Infierno.

                      —En algunas partes del Infierno hace tanto ca‐


               lor,  que  se  le  cae  el  pelo  a  la  gente  —se  burló  el

               hermafrodita, aludiendo a la calva de Sean.

                      —No me preocupa —dijo éste.


                      —Podría volver a salir en forma de plumas. Tú

               tienes  condiciones  para  ser  un  espléndido  búho,

               lleno de inteligencia terrestre, que no está mal co‐


               mo ciencia vulgar... Pero no —le interrumpió «él» a

               «ella»—. Sería una garza o una cigüeña. Tiene aspi‐


               raciones  más  altas,  más  blancas.  Es  Athlon,  es  La

               Obra. Sí, puedo verle corno una cigüeña, no como

               una de estas garcetas vulgares del estanque.


                      —Maldito sea si pienso convertirme en un pá‐

               jaro para vuestra diversión —saltó Sean.


                      —Sí,  serás  maldito  —se  burló  el  hermafrodi‐

               ta—. Muy cierto.

                      Jerónimo se mordió el labio inferior.


                      —¿Es  verdad,  oh  Doble  Ser,  que  las  personas

               son transformadas en pájaros cuando han de des‐

               cender en la escala de la evolución antes de poder


               volver a ascender?

                      El  hermafrodita  cruzó  sus  brazos  sobre  aque‐

               llos pechos erguidos y guiñó un ojo.


                      —Tal  vez  sí,  y  tal  vez  no.  La  carrera  de  cada

               uno es especial para ellos.

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