Page 93 - El Jardin De Las Delicias - Ian Watson
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turaleza: una base ecológica. Y sin embargo, corría
por ella una veta de magia terráquea...
—¡Sí, vámonos! ¡Despierta, Sean! Es a ti a quien
estamos esperando.
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—Es alquimia —explicó Sean—. Eso es lo que
ocurre aquí: alquimia viviente. Todo el planeta está
regido por principios alquimistas... Y, no se sabe
cómo, hay poder disponible para que esa alquimia
funcione. ¿Verdad que tengo razón, Jerónimo?
Estaban sentados, comiendo cerezas (alimento
para la reflexión) a orillas de un arroyo que fluía
hacia el gran crómlech rosa y rojizo que era su des‐
tino.
En efecto, era un crómlech, aunque enorme,
con sus más de cien metros de alto. La mesa de
piedra descansaba sobre, cuatro columnas cicló‐
peas de granito, llenas de celdillas en forma de pa‐
nal. De algunas de aquellas pequeñas cuevas salían
tubos de vidrio, y algunos de éstos parecían brotar
de la losa superior como flautas de un órgano, y
aún más arriba se alzaba el minarete con la cúpula
acebollada, hasta unos doscientos metros hacia lo
alto. La base de esa torre era de mármol con vetas
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