Page 164 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
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mortuorias. Esa escuela concedía tan sólo a los niños, de
vez en cuando, una sonrisa picara. Tampoco había
sorpresas en las posturas de las personas representadas.
El retrato del franciscano parecía una imitación bien
lograda de dicha escuela, en la misma medida en que el
libro de Yagoniel podía compararse con una obra
científica seria. Por lo que respecta al estilo, no había
nada que decir. Pero, en cuanto a la figura misma...
Fray de Landa aparecía en face. Las líneas y arrugas
de su rostro, que el artista había sabido representar con
magistral sensibilidad mediante luces y sombras, el
tenso perfil de sus labios pálidos y sin sangre, la atenta
mirada de sus ojos oscuros semejantes a aceitunas
negras... todo ello evocaba una extrema preocupación.
El guardián levantaba una mano con el dedo índice
extendido, tal vez como amenaza, tal vez como
advertencia.
Se parecía en todo a como me lo había imaginado:
frente alta, con el refuerzo de unas entradas bastante
pronunciadas, pómulos salientes, nariz grande y
aguileña, párpados hinchados y ojeras.
Al pie del cuadro se indicaba el sencillo título, Diego
de Landa, así como las fechas del nacimiento y la muerte
del obispo. Todavía me extrañaba más que, en todo el
capítulo en el que se hallaba inserta la reproducción, no
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