Page 98 - Sumerki - Dmitry Glukhovsky
P. 98
D Dm mi it tr ry y G Gl lu uk kh ho ov vs sk ky y S Su um me er rk ki i ( (C Cr re ep pú ús sc cu ul lo o) )
de la que no habíamos gozado desde hacía casi una semana,
por lo que tanto nuestros soldados como nosotros mismos
habíamos empezado a padecer hambre.
Que, sin embargo, ni Juan Nachi Cocom ni Hernán
González tomaron parte en la celebración, sino que, con
rostro preocupado, se quedaron aparte y murmuraron entre
sí. Que su proceder me llamó la atención y me acerqué a ellos
para enterarme de lo que decían, pero me encontré con que
conversaban en su dialecto indio.
Que, cuando interrumpí su conversación, afloraron a sus
rostros la angustia y la perplejidad, pero no rehuyeron hablar
conmigo y me repitieron sus advertencias. Hernán González
se acusó de nuevo de haber pecado por llevarnos a tales
parajes, y dijo que tendría que expiar sus actos. Que, al
instante, abandonó la conversación y se retiró a un rincón
apacible de nuestro campamento para entregarse al rezo, y me
resolví a no insistir más, si bien le ordené a uno de los
soldados que vigilara al mestizo.
Que esa noche todos los demás festejaron y estuvieron de
buen humor, y, aun cuando muchos bebieron en demasía, no
tuvieron lugar las habituales pendencias. Que tan sólo yo no
pude olvidar los peligros de los que habían hablado los guías,
y durante la noche recorrí el campamento en prevención de
un ataque de indios o bestias salvajes. Que lo hice en tanto
que pude, hasta que me dominó el sueño. Sin embargo, no
Página 98

