Page 154 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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muchacho.


                   Le  pareció  que  ella  bebía  y  tragaba  haciendo


            excesivo ruido. Hizo una mueca de irritación. «No


            sorbas así», protestó su mente. «Pareces un cerdo».


                   —Oh, vamos, Scott; estar de mal humor no te


            ayudará en nada —parecía ligeramente molesta.


                   Él  cerró  los  ojos  y  se  estremeció.  «Hemos



            llegado  a  esto»,  pensó.  El  horror  había


            desaparecido; ella ya estaba acostumbrada. No era


            que él no lo esperase, pero no por eso la impresión


            recibida fue menor.


                   Era su marido. Había medido más de un metro


            ochenta y dos. Ahora era más bajo que su hija de


            cinco años. Se hallaba frente a ella, grotesco en su


            ropa de niño, y en la voz de ella no había otra cosa


            que una débil molestia. Era un horror tras otro.



                   Se le nublaban los ojos al contemplar la calle y


            al escuchar el susurro de los árboles mecidos por el


            viento  nocturno,  al  igual  que  las  faldas  de  una


            mujer que baja una interminable escalera.


                   Volvió a oírla beber, y se puso rígido de cólera.


                   —Scott              —dijo            ella.         «Afecto             falsamente


            aplicado»,  pensó  él—.  Siéntate.  Mirar  por  la



            ventana  no  ayudará  en  nada  a  los  negocios  de


            Marty.


                   Él habló sin volverse.


                   —¿Crees que estoy preocupado por eso?






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