Page 149 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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fardo de galletas y la tapa de la caja habían
desaparecido. Se acercó al borde de la plataforma y
vio la tapa de la caja en el suelo. Parecía muy grande
y pesada. No tenía fuerza suficiente para levantarla.
Permaneció largo rato en aquel cálido rincón, en
pie, temblando un poco y con la vista fija en el
sótano cada vez más oscuro. Otro día había llegado
a su fin. Miércoles. Quedaban tres días.
Su estómago se contrajo de hambre. Volcó
lentamente la cabeza hacia atrás y alzó la mirada
hacia el lugar donde pusiera las pocas migas de
galleta mojada. Seguían allí. Con un gemido se
dirigió a la pata del calentador y se encaramó a la
repisa.
Se sentó allí, con las piernas colgando, y se
comió los pedazos de galleta. Aún estaban
húmedos, pero podían comerse. Sus mandíbulas se
movieron con apatía desprovista de todo ritmo,
mientras sus ojos permanecían fijos en la lejanía.
Estaba tan cansado que apenas podía comer. Sabía
que tenía que bajar y coger la tapa de la caja para
protegerse en caso de que la araña acudiera. Lo
hacía casi todas las noches. Pero estaba demasiado
cansado. Dormiría allí mismo, en la repisa. Si la
araña acudía… Bueno, ¿qué importaba? Se acordó
de la época, ya muy lejana, cuando estuvo con la
Infantería en Alemania. Se había dormido sin cavar
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