Page 181 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Echó a andar hacia la caverna donde resoplaba
y traqueteaba la bomba del agua. Después se
detuvo, acordándose del alfiler. Paseó la mirada
por el suelo, en su busca. No se veía por ninguna
parte. Se acercó a la esponja y miró debajo de ella.
Miró debajo de la tapa de la caja. El alfiler no
apareció. El gigante debía haberlo alejado de una
patada, o bien se habría clavado en la suela de
aquellos zapatos de Gargantúa.
Desvió la mirada hacia la caja de cartón, alta
como una casa, que había debajo del depósito de
combustible. Parecía encontrarse a muchos
kilómetros de distancia. Le volvió la espalda. No
pensaba ir a buscar otro. «No me importa», pensó.
No tenía importancia; era preferible olvidarlo. Se
dirigió nuevamente hacia la bomba del agua.
Decidió que había otro punto, un punto inferior
a aquel en el que el hombre se echaba a reír o
sucumbía. Era necesario bajar otro escalón para
llegar al nivel de la absoluta negación. Había
llegado ya. Aparte del simple plano de función
corporal, no había nada.
Al salir de debajo de las gigantescas patas del
árbol de trapos paseó la mirada por el precipicio. Le
hubiera gustado saber si la araña estaba todavía allí.
Probablemente así era, y se hallaba sentada sobre
sus siete patas en la soledad de la telaraña, o bien
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