Page 182 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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durmiendo,  o  bien  comiendo  alguna chinche  que


            habría matado.


                   Podría haber sido él mismo.


                   Estremeciéndose, volvió a mirar al suelo. Nunca


            se acostumbraría a la idea de ser devorado por la


            araña, por muy desesperado que se encontrara. El


            horror y la repulsión que sentía hacia ella estaban



            demasiado arraigados en él. Era mejor no pensar en


            ello. Era mejor no pensar que aquel día la araña era


            igual  de  alta  que  él,  que  su  cuerpo  triplicaba  en


            volumen al suyo, y que sus largas y negras patas


            eran tan gruesas como sus propias piernas.


                   Llegó  al  borde  del  precipicio  y  miró  hacia  el


            vasto cañón. ¿Valía realmente la pena? Quizá fuese


            mejor olvidar también el agua…


                   Pero la garganta seca no dejaba de molestarle.



            No,  el  agua  no  era  algo  que  pudiera  olvidarse.


            Meneando                   la        cabeza             como             un         anciano


            apesadumbrado  se  puso  de  rodillas  y  se  inclinó


            sobre  el  borde  del  escalón,  descolgándose  por  el


            hilo. Quince metros, dos días antes. Veintidós hoy,


            probablemente. ¿Y al día siguiente?


                   «¿Y si la araña me está esperando aquí abajo?»,



            pensó. La idea le asustó, pero siguió descendiendo,


            ya  que  estaba  demasiado  débil  para  detenerse.


            Intentó no pensar en la ascensión. ¿Por qué no había


            tenido  la  previsión  de  hacer  nudos  a  intervalos






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