Page 183 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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regulares en el hilo? Esto habría simplificado
considerablemente la ascensión.
Al fin tocó el suelo con las sandalias, y dejó ir el
hilocuerda. Por lo menos, no se había arañado tanto
los dedos, ahora que eran tan pequeños.
El dedal se alzaba ante él como una enorme
cuba, cuyo borde se encontraba a casi dos metros
por encima de su cabeza. Si desbordara agua,
podría cogerla con la palma de las manos. Sin
embargo, tendría que subir hasta arriba.
Pero ¿cómo? Los lados, a pesar de las
hendiduras, eran demasiado lisos y sobresalían
ligeramente hacia fuera. Empujó el dedal con la
esperanza de hacerlo caer, pero lleno de agua
pesaba demasiado. Lo miró fijamente.
El hilo. Fue cojeando hasta la pared y recogió
uno de sus pesados extremos, arrastrándolo hasta
donde llegó. No fue suficiente. Lo soltó y vio cómo
se deslizaba hasta la pared.
Volvió a empujar el dedal. Dejó caer los brazos.
Pesaba demasiado. Era inútil. Se dirigió
nuevamente hacia el hilo. «Es inútil», pensó. «Lo
olvidaré». Tenía el rostro martirizado. «De todos
modos, voy a morir, así que no veo la diferencia.
Voy a morir. ¿A quién le importa?».
Se detuvo, mordiéndose salvajemente el labio
inferior. No, aquélla era la actitud primera. Era la
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