Page 248 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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como una cuerda, frotando la afilada punta del
alfiler hasta que las fibras estuvieron lo bastante
debilitadas para romperse. Sin dejar de jadear en la
oscura caverna, ató uno de los extremos del hilo
alrededor de la cabeza del alfiler, y después ató el
otro extremo a la punta. El segundo lazo se aflojó
un poco, pero indudablemente resistiría. Con un
gruñido se cargó el alfiler a la espalda y se apoyó en
las puntas de los pies para comprobar el peso. No
había problema.
Ahora… ¿era eso todo lo que necesitaba?
Permaneció indeciso, con la frente arrugada, pero
no a causa de la preocupación. No se daba
verdadera cuenta de ello, pero el hecho de calcular
las cosas positivamente le proporcionaba una
agradable sensación. Quizá hubiese algo de verdad
en la teoría de que la satisfacción se basaba en la
lucha. Aquél momento era realmente la antítesis de
las apáticas horas de la noche anterior. Ahora
trabajaba para alcanzar una meta. Claro que podía
ser emoción autoinducida, pero le confería el
primer placer verdadero que podía recordar haber
experimentado durante largo tiempo.
De acuerdo. Entonces, ¿qué más necesitaba? La
ascensión era demasiado difícil para ser realizada
sin ayuda. Era demasiado pequeño; necesitaba
instrumentos. Pues bien: puesto que se trataba de
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