Page 249 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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un  precipicio,  aquello  le  convertía  en  escalador.


            ¿Qué             utilizaban               los         escaladores?                  Zapatos


            especiales… Eso no podía obtenerlo. Bastones. Eso


            tampoco. Ganchos. Tampoco…


                   ¡Sí,  claro  que  podía!  ¿Y  si  cogía  otro  alfiler  y


            conseguía doblarlo hasta que formara un ángulo?


            Entonces, si lo ataba a un hilo muy largo, podría



            lanzarlo a las aberturas de las sillas, afianzarlo en


            ellas  y  trepar  por  el  hilo.  Constituiría  un  equipo


            perfecto.


                   Muy excitado, desclavó otro alfiler del tapón de


            goma,  y  a  continuación  desenrolló  unos  ciento


            cincuenta  metros  de  hilo,  según  sus  propias


            proporciones. Tiró el hilo y los alfileres fuera de la


            caja; él salió gracias al tapón. Después arrastró sus


            herramientas colina arriba y las tiró al suelo.



                   Se deslizó fuera de la caja de cartón y se dejó


            caer.  Entonces  se  dirigió  hacia  el  bloque  de


            cemento, arrastrando los alfileres y el hilo tras sí.


            «Ahora…», pensó, «si pudiera llevarme un poco de


            comida y agua…».


                   Se detuvo en seco, mirando de reojo la tapa de


            la  caja.  De  pronto  se  acordó,  ¡aún  había  algunos



            trozos de galleta sobre la esponja! Podía metérselos


            de algún modo en la túnica y llevarlos consigo.


                   ¿Y  el  agua?  Su  rostro  tenía  una  expresión


            concentrada  que  rozaba  el  júbilo.  ¡La  misma






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