Page 299 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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Podía  estar  escondida  detrás  de aquel  pedazo  de


            madera.  Se  humedeció  los  labios  resecos,


            acercándose medio agachado al tronco. Cuanto más


            se adentraba en las dunas, más oscuro estaba todo.


            Podía estar allí detrás; ¿y si estaba allí detrás?


                   Echó  rápidamente  la  cabeza  hacia  atrás,  al


            ocurrírsele  que  podía  estar  encima  de  él,



            suspendida del hilo de una telaraña.


                   Apretó los dientes y volvió a mirar al suelo. El


            miedo había formado un apretado y frío nudo en la


            boca  de  su  estómago.  «Muy  bien,  ¡maldita  sea!»,


            pensó. «No voy a quedarme aquí inmóvil como un


            paralítico». Apoyándose en sus temblorosas, pero


            decididas  piernas,  se  dirigió hacia el  extremo del


            tronco y miró a su alrededor. Allí no había nada.


                   Lanzando un suspiro de alivio, regresó al lado



            del  hilo  y  lo  recogió.  «Pesa  tanto…»,  pensó.


            Realmente  tendría  que  dejarlo  tras  sí.  De  todos


            modos,  ¿qué  podría  ocurrirle?  Permaneció  un


            momento  indeciso.  Después  se  le  ocurrió  que


            necesitaría el gancho para arrastrar la rebanada de


            pan hasta el borde del precipicio. Una vez asumido


            esto,  cogió  el  pesado  rollo  de  hilo  y  volvió  a



            cargárselo  encima  del  hombro.  Se  alegraba  de


            haberle encontrado una utilidad al hilo. Ahora tenía


            una buena razón para llevarlo consigo. A pesar de


            lo mucho que pesaba, no acababa de convencerle la






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