Page 303 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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tensión que le dominaba, y no tenía ninguna duda


            acerca de lo que iba a ocurrir…, de lo que él iba a


            hacer que ocurriese.


                   Recogió  la  lanza  lleno  de  aturdimiento  y  se


            internó  en  el  desierto.  A  los  pocos  metros  sus


            piernas  se  negaron  a  sostenerle  y  se  desplomó


            pesadamente,  con  las  piernas  cruzadas,  sobre  la



            arena. La lanza cayó encima suyo y, apresurándose


            a cogerla, escudriñó las arenas silenciosas con una


            incredulidad plasmada en el rostro. Esperaba.











































































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