Page 98 - El Increible Hombre Menguante - Richard Matheson
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                   Se  levantó  y  escuchó  atentamente.  El  sótano


            estaba  en  silencio.  La  araña  parecía  haberse


            marchado.  Si  todavía  le  quería  matar,  se  hubiese


            aventurado a entrar nuevamente en la caja. Debía



            haber dormido varias horas.


                   Hizo una mueca, tragó saliva y se dio cuenta de


            que  la  garganta  volvía a  dolerle.  Tenía sed,  tenía


            hambre. ¿Se atrevería a volver junto al calentador?


            Exhaló un profundo suspiro. Era inevitable. Tenía


            que hacerlo.


                   Palpó  a  su  alrededor  hasta  que  sus  manos  se


            cerraron sobre la gruesa y helada vara del alfiler. Lo


            levantó.  Pesaba  mucho.  Era  sorprendente  que



            hubiese  podido  manejarlo  tan  bien.  El  miedo,


            probablemente. Alzó el alfiler con ambas manos, se


            lo cambió al lado derecho y lo sostuvo allí. Puso a


            prueba los músculos de sus brazos mientras salía


            del  costurero  y  recorría  las  blandas  colinas  de


            trapos en dirección a la abertura existente a un lado


            de  la  caja  de  cartón.  Si  la  araña  aparecía,  podría



            coger  fácilmente  el  alfiler  con  ambas  manos  y


            usarlo  tal  como  había  hecho  antes.  Le  confirió  la


            primera sensación consistente de seguridad física


            que había experimentado en varias semanas.






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