Page 749 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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gritos, después una vez más el canto de muerte.
—Vuelven —suspiró.
La primera luz le mostró la torre de asalto
acercándose hacia la puerta pretoriana. Iba despacio,
empujada por una veintena o dos de guerreros mientras
el resto se agitaba impaciente detrás y la elite de Civilis
esperaba a un lado. Luperco tuvo tiempo suficiente para
examinar la situación, tomar una decisión, situar a sus
hombres y distribuir su maquinaria militar. Había hecho
que soldados y artesanos refugiados las construyesen.
La torre se acercó a la puerta. Los guerreros treparon
por ella, agitando armas, lanzando misiles, colocándose
para saltar desde abajo. El legado habló. Los romanos de
las murallas llevaron estacas y vigas al punto de entrada.
A cubierto por los escudos y los lanzadores empujaron,
golpearon y cortaron. Obligaron a la torre a detenerse y
empezaron a destrozarla. Mientras tanto sus compañeros
salieron por ambos flancos y atacaron al enemigo.
Civilis guió a sus veteranos. Los ingenieros romanos
extendieron un brazo de grúa sobre la muralla.
Mandíbulas de hierro al final de una cadena se agitaron
en un arco, se cerraron sobre un hombre, y lo elevaron en
el aire. Felices, los ingenieros movieron los contrapesos.
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