Page 126 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 126
tiempos Hitler se vio sometido a tal presión, que se
hundió en la paranoia... debido a la incapacidad de
Inglaterra para entender, para adivinar, cuál era el
enorme y verdadero peligro: la Rusia de Stalin.
Las peculiaridades del carácter de Hitler (al fin y al
cabo, aquel hombre se vio sometido a una considerable y
prolongada tensión durante la guerra de 1914‐18 y el
período de depresión de la República de Weimar, igual
que todos los alemanes), engañaron a los flemáticos
anglosajones haciéndoles creer que Hitler era
«peligroso». En realidad ‐capítulo tras capítulo, Alex
Sourberry iba destilando ese mensaje‐ los telespectadores
occidentales descubrirían que Inglaterra, Francia,
Alemania y los Estados Unidos debieron aliarse contra las
auténticas fuerzas del mal, personificadas en Josef Stalin,
con sus planes de megalómano para la conquista del
mundo... como demostraban las acciones de la URSS en
el período de la posguerra... período en que incluso
Churchill se vio obligado a admitir que el verdadero
enemigo era la Rusia Soviética.
...Y lo había sido siempre. Sin embargo, la propaganda
comunista y los quintacolumnistas de las democracias
occidentales, engañaron no sólo al pueblo, sino a los
gobiernos... incluso a Roosevelt y a Churchill, y el engaño
perduró hasta la época de la posguerra. Ejemplos de ello,
entre otros, eran Alger Hiss... o los Rosenberg, que
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