Page 133 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
P. 133
La penúltima verdad Philip K. Dick 133
dejando en un vacío de poder que los alemanes se
apresuraron a llenar.
‐Estoy harto ‐dijo Adams a Colleen, mientras sacaba
otro cigarrillo con mano temblorosa. Y pensar, se dijo, que
lo que ahora somos deriva de un trucaje tan burdo como
el de esa escena... Stalin hablando en un lenguaje que
ignoraba.
Tras una pausa, Colleen dijo:
‐En realidad, a Fischer le habría sido fácil...
‐Lo habría arreglado fácilmente, en efecto. Bastaba con
hacer figurar a un intérprete en segundo plano, no se
necesitaba más. Pero Fischer era un artista... le gustó la
idea de ponerlos hablando téte‐á‐téte, sin intermediarios;
consideró que así el efecto dramático sería mayor.
Y Fischer tuvo razón, puesto que el «Documental» fue
aceptado por todos como históricamente correcto, como
un documento que probaba la «traición» de Yalta y
reivindicaba al «incomprendido» Adolfo Hitler, que
únicamente trataba de salvar a las democracias
occidentales de las garras del comunismo... incluso se
justificaban así los Campos de Concentración nazis. Y
esto se consiguió únicamente encadenando unos cuantos
fotogramas de buques de guerra británicos y de
hambrientos reclusos de concentración, con unas cuantas
escenas totalmente falsas que jamás ocurrieron, y con
metraje auténtico de los archivos militares de las
133

