Page 138 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 138
‐La Aviación aún no estaba constituida como un arma
independiente, y recibía el nombre de Cuerpo Aéreo ‐
prosiguió Adams‐. Pero este es un fallo de poca monta;
pudo deslizarse un error de traducción al redactar el
comentario... no es nada. Ahora, mira.
Sacó rápidamente la cinta de la moviola, la reemplazó
por la cinta de la versión B y, mirando fijamente la
pequeña pantalla, hizo pasar la cinta con destreza hasta
llegar a la escena del capítulo dieciséis que estaba
buscando; entonces se recostó en su silla e indicó a
Colleen que mirase con atención.
Durante unos momentos la joven miró en silencio.
‐Ahora llega su reactor ‐murmuró‐. Va a tornar tierra a
altas horas de la noche en la... Sí, tienes razón; el
comentarista ha dicho «una base de la Fuerza Aérea de
los Estados Unidos», y recuerdo vagamente...
Adams la interrumpió con brusquedad:
‐Has dicho su reactor, ¿no?
Cuando la cinta se detuvo, Colleen le miró.
‐Según esta película ‐dijo Adams‐, Hitler aterriza
secretamente en Norteamérica en mayo de 1942, en un
reactor Boeing 707. Esos aparatos no aparecieron en
escena hasta muy mediada la década de los sesenta. El
único avión a reacción que existía en tiempos de la
Segunda Guerra Mundial era un caza de fabricación
alemana, que ni siquiera llegó a entrar en combate.
‐¡Oh, santo cielo! ‐dijo Colleen, boquiabierta.
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