Page 155 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 155
Tras una pausa, el robot intacto dijo:
‐El señor Lantano no está en la villa; los robots del
servicio doméstico y los obreros dicen que se ha ido a la
Agencia de Nueva York.
‐¿Puedes establecer contacto con él allí?
Hubo una pausa interminable. Por último, el robot
intacto dijo:
‐Han establecido contacto con la Agencia por
videolínea. El señor Lantano estaba allí, trabajando en el
Megavac, pero ya ha salido y en la Agencia nadie sabe
cuándo volverá; no les dejó ningún mensaje. ‐Y agregó‐:
Tendremos que decidir nosotros.
‐No estoy de acuerdo ‐repuso el robot dañado‐. En
ausencia del señor Lantano debemos establecer contacto
con el hombre de Yance más próximo, y confiar en su
juicio, no en el nuestro. Por medio de la videolínea de la
villa quizá podamos llamar a la mansión del señor Arthur
Tauber, que como sabes está hacia el este. Y si no es
posible hablar con él, entonces tendrá que ser alguno de
la Agencia de Nueva York; lo importante es que el señor
Saint‐James no haya dicho nada a ningún miembro de su
tanque acerca de las condiciones de la superficie. Por
consiguiente, su muerte sería considerada por ellos como
un efecto de la guerra. Esta sería para ellos una
explicación satisfactoria.
‐Lo que acabas de decir no carece de lógica ‐repuso el
robot intacto‐. En ese caso, creo que deberíamos matarlo
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