Page 175 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad                           Philip K. Dick   175


              ‐¿Entonces, se puede saber por qué... ?

              ‐Nosotros creemos, es decir, el señor Foote cree que le


           interesa conocer estos datos. Permítame que le haga un

           breve resumen.

              Sombríamente, Runcible dijo:


              ‐Bueno, pues hágalo.

              Sí, pensó, ya sé que quieren cazarme. Espero saber algo

           más que eso a cambio de lo que pago a esa agencia de


           detectives. No hace falta que Webster Foote me diga que

           tengo enemigos.

              El agente dijo entonces:


              ‐Adams y Lindblom comentaban el próximo proyecto

           visual que Eisenbludt filmará en sus estudios de Moscú:


           será  nada  menos  que  la  destrucción  de  San  Francisco.

           Adams  mencionó  también  un  nuevo  discurso  que  él

           había escrito para ser procesado por el Megavac y luego


           programado para el simulacro. «Lo he escrito a mano»,

           dijo.


              ‐¿Y para eso les pago yo a ustedes?...

              ‐Un momento, por favor, señor Runcible ‐dijo el agente

           de Foote, flemático y  glacial como buen inglés‐.  Ahora


           voy  a  citarle  a  usted  las  palabras  exactas  que  dijo

           Lindblom,  tal  como  fueron  grabadas  por  nuestros

           aparatos de escucha. «He oído un rumor... », Se dirigía,


           por supuesto, a su amigo. «Dejarás de escribir discursos

           y te pondrás a trabajar en un proyecto especial. No me







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