Page 184 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 184
Supongo que alguien ‐agregó‐ tiene que redactar esos
discursos; la computadora no puede hacerlo...
‐Llenen un equipo de expertos redactores ‐repuso Jack
Blair‐. Les llaman hombres de Yance. Los hay encargados
de redactar los discursos que luego son procesados por el
Megavac 6‐V, el cual corrige el texto y añade la
entonación y los gestos adecuados, para que el muñeco
los pronuncie. El resultado es asombrosamente auténtico.
Todo esto se pasa a una cinta, que es revisada en Ginebra
por el jefazo de los hombres de Yance, el mandamás que
lo dirige todo y que es un tipo repugnante llamado Brose.
Y cuando éste da su aprobación a la cinta, la transmiten
por el cable coaxial a todos los tanques de la Wes‐Dem.
Otro de los barbudos intervino para decir:
‐En Rusia hay otro.
Dijo Nicholas:
‐Pero la guerra...
‐Terminó hace años repuso Jack Blair.
Asintiendo con la cabeza, Nicholas musitó:
‐Comprendo.
‐Ambos bloques utilizan los mismos estudios
cinematográficos de Moscú ‐le explicó Blair‐. También
comparten la Agencia de Nueva York. Un realizador
comunista de mucho talento, llamado Eisenbludt,
prepara en el plató las escenas de destrucción que
vosotros veis en los televisores de los tanques.
Generalmente ‐se trata de maquetas hechas a escala‐
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