Page 207 - La Penúltima Verdad - Philip K. Dick
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La penúltima verdad Philip K. Dick 207
Y éste transformó inmediatamente la intrincada red de
cables y los componentes miniaturizados en pura energía,
junto con la tierra y las rocas.
Y las obras continuaron con gran estrépito.
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En su oficina de Londres, Webster Foote estudiaba con
una lupa de joyero ‐los objetos antiguos les fascinaban‐ la
cinta cinematográfica que estaba pasando, impresionada
por el satélite espía 65, propiedad de Webster Foote
Limited de Londres durante su órbita 456.765 sobre el
hemisferio noroccidental.
‐Aquí ‐le señaló su experto en fotografía, Jeremy Cencio.
‐Muy bien, muchacho.
Webster Foote detuvo el paso de la cinta; ajustó un
microscopio de 1.200 aumentos sobre el fotograma
indicado, graduó manualmente primero el enfoque
general y luego el de precisión. Como tenía un ligero
astigmatismo en su ojo derecho, miró con el izquierdo, y
vio en la película lo que Cencio le indicaba.
Dijo su ayudante:
‐Ésta es aproximadamente la región donde confluyen
las fronteras de Colorado, Nebraska y Wyoming, al sur
de lo que en un tiempo fue Cheyenne, una gran ciudad
de los Estados Unidos antes de la guerra.
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